Viajé por muchos lugares,
cruce por varios meses un mar, hasta llegar a tierra firme y entonces…bueno,
creo que ustedes ya conocen la historia de como encontré a su bisabuelo, fue en
un pequeño rio pescando, platicó conmigo y gracias a él pude ser maestra en la
escuela de un pueblo…sí, estoy diciendo un pueblo porque era un lugar donde no
había ningún rey, todo era distinto, no pienso que perfecto, pero si distinto.
Su bisabuelo y yo nos
casamos, tuvimos a sus abuelos, a sus padres y ellos los tuvieron a ustedes, no
vivimos con los lujos con los que viví en un castillo pero tampoco vivíamos en
las condiciones que vivía antes de llegar a la iglesia, todo era tranquilo.
Nadie nunca supo de esta
historia, nadie sabía cómo había sido mi vida antes de conocer a su bisabuelo,
siempre que platicaban sobre mi niñez, infancia o adolescencia les indicaba que
yo había nacido el día que conocí a su bisabuelo, le daba un beso y todos
suspiraban. Ni siquiera el propio bisabuelo sabía lo que me había ocurrido, no
sabía nada de príncipes o reyes, ni siquiera me atreví a contarle el día en que
entere de lo que ocurrió con los reinos de los reyes décimo quinto.
Como todas las tardes del
último domingo de cada mes, la gente iba ansiosa al muelle a esperar a los
migrantes que llegaban a las nuevas tierras, todo terminaba en una fiesta popular
por las noches, sin embargo siempre era bueno compartir con toda tu comunidad.
Muy en el fondo mi motivo personal para asistir era encontrar a algún
sobreviviente del ultimo reino que había abandonado, quería saber que todo se
encontraba bien, que había armonía, paz y que el rey, mi rey, por fin era
feliz, dentro de mí quería escuchar que me seguía queriendo.
Aquellos domingos
interrogaba a todos para saber de que lugares provenían, pasaron un par de años
y nadie sabía ni conocía ese reino, pensaba, únicamente para consolarme, que no
encontraba a nadie porque habían mejorado las cosas y nadie quería escapar de
un lugar tan maravilloso como el que me describía mi antiguo prometido.
Hasta que un día de una
embarcación bajo una de las doncellas que me acompañaban siempre, iba con un
capataz del rey que iba a ser mi esposo, al principio no los logré reconocer
porque eran unos ancianos para la edad que en realidad tenían, se encontraban
muy mal de salud, e incluso, la que era mi dama de compañía había perdido la
vista, tardamos varias horas en poder hablar y cuando por fin lo hicimos
esperamos a quedarnos solos, comenzamos a llorar y me contaron todo lo que
había ocurrido en el reino desde mi partida.
Cuando yo me fui el rey
efectivamente leyó la nota y mandó a buscarme por todos los medios posibles,
hubo varios días en los que el personalmente salió a tratar de hallarme sin
ningún éxito, el rey se volvió más duro en su carácter, lleno de odio continuo
con la guerra y la población no soportó más y desfalleció, ambos reinos
desaparecieron y ambos príncipes murieron en manos de sus enemigos, ni la
doncella y ni el capataz sabían a ciencia cierta cuando había muerto el rey, un
día fue en una batalla, dijeron, pero no sabían exactamente en cual porque
después de la batalla de su muerte aun continuaban las luchas y fue entonces
cuando murió el otro hermano, para ese entonces la población estaba extinta,
las construcciones destruidas y los reyes de los otros reinos se fueron, los
pocos sobrevivientes hicieron lo mismo y así fue como llegaron a las nuevas
tierras.
Cuando acabaron de contarme
esa historia, supe que el amor de mi vida finalmente había terminado. No me lo
tomen, y con esto no les indico que a su bisabuelo no lo quería, simplemente
sucede que existen personas que marcan
nuestras vidas de una manera significativa y pase lo que pase, siempre
los recordaras, incluso ameritará sentarse con sus bisnietos en una cálida
noche y contarles la historia de esas personas.
Esa es toda la historia de
aquel hermoso reino que existió alguna vez en un lugar muy, muy lejano. Como ya
les he dicho la historia nadie la sabía hasta ahora, también saben que soy muy
anciana y que es obvio que mis días están contados, así que la historia no estará
completa sin decirles qué es lo que decía la nota que le dejé al rey numero
décimo quinto:
Mi
amado príncipe,
Es
un orgullo decir que el destino efectivamente nos unió, sin embargo soy yo
quien decide alejarse, ello no quiere decir que no te amo…te amo y mucho pero
tengo que irme porque así te ame mucho, amo más mis principios y mi forma de
pensar, me amo a mi misma.
En
la vida he sufrido cosas que no te podrías imaginar, pese a que las sabes, viví
desde mi primer día de nacida con injusticias tanto naturales como las mismas
que ha creado el hombre, supe lo que era que un bebé muriera por una
enfermedad, que una madre falleciera abandonando a su bebé y a una niña, eso
para mí no es justicia ni divina, ni de la naturaleza, para mi fue totalmente
injusto. Supe lo que era vivir sin comer, hurgar en la basura para luchar por
sobrevivir, pensé que todos vivíamos de esa forma hasta que llegue al palacio y
vi como vivían ahí dentro, supe que era la desigualdad, la falta de libertad
por no tener los medios suficientes para salir adelante, la injusticia social y
distributiva, la injusticia que provocaba el propio hombre al hombre.
Cuando
te conocí llenaste el vacío que tenia y entonces me hablaste de tu reino donde
había justicia, igualdad y libertad, sin saber las personas que vivían ahí que
gozaban de todo eso, pero eran felices, después de la división del reino todo
se transformó para mal, era como si hubieran trasladado el reino del que
provenía al reino del hombre que mas amo.
No
puedo vivir así, así que decido huir, es lo que se hacer cuando se me presentan
este tipo de situaciones. Sé que en unos años diré que Dios es tan injusto
porque si llego a ser feliz, no será a tu lado, cuando todo lo que de jóvenes
planeábamos estaba lleno de dicha y felicidad. Debo de reconocer, pese a que te
amo, que tuvimos un final fatal y deprimente. Viviré queriendo saber que
sucedió contigo y con el reino, sé que será una gran agonía no poder saber
rápidamente lo que les paso y nunca me perdonaré si algo te pasa y no estoy a
tu lado, pero aun así decido marcharme.
Hasta
los últimos días de mi vida, te recordare, te soñare, te extrañare, te llorare
y te amare siempre, estarás en mis pensamientos y en mi corazón donde sea que
vaya, porque te amo, y éstas…son mis últimas palabras…
FIN
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