domingo, 30 de septiembre de 2012

5. El valor de los valores (30/09/12)


EL VALOR DE LOS VALORES

 

                        Maribel LIMA ROMERO

 

Todos recordábamos que durante nuestra niñez, en nuestros años formativos en la educación elemental aprendimos, incluso llegamos a memorizar,  que nuestros valores universales eran: la amistad, ética, honradez, bondad, modestia, solidaridad, amor, prudencia, responsabilidad, deber, fortaleza, respeto, lealtad, libertad, patriotismo, caridad, justicia, igualdad, templanza, integridad personal, fidelidad, entre otros. Sin embargo con el paso podemos llegar a considerar que todos los valores que hemos aprendido son vitales para una convivencia armónica en la sociedad pero a la vez, un valor es considerado como tal porque las personas le atribuimos esa calidad, porque todos esos conceptos abstractos los consideramos “tan valiosos” que los realizamos y les damos importancia, no por el simple hecho de que todos esos conceptos sean clasificados como valores.

Un valor es una cualidad de un sujeto u objeto. Los valores son agregados a las características físicas, tangibles del objeto, es decir, son atribuidos al objeto por un individuo o un grupo social, modificando (a partir de esa atribución) su comportamiento y actitudes hacia el objeto en cuestión. El valor es una cualidad que confiere a las cosas, hechos o personas una estimación, ya sea positiva o negativa. Los valores son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. También son fuente de satisfacción y plenitud.

Se puede decir que la existencia de un valor, por un lado, es el resultado de la interpretación que hace el sujeto de la utilidad, deseo, importancia, interés, belleza del objeto. Es decir, la valía del objeto es en cierta medida, atribuida por el sujeto, en acuerdo a sus propios criterios e interpretación, producto de un aprendizaje, de una experiencia, la existencia de un ideal e incluso de la noción de un orden natural que trasciende al sujeto en todo su ámbito. Por otro lado tenemos que Los valores se refieren a necesidades humanas y representan ideales, sueños y aspiraciones, con una importancia independiente de las circunstancias. Por ejemplo, aunque seamos injustos la justicia sigue teniendo valor. Lo mismo ocurre con el bienestar o la felicidad, es decir, los valores valen por sí mismos. Son importantes por lo que son, lo que significan, y lo que representan, y no por lo que se opine de ellos.

Los valores, actitudes y conductas están estrechamente relacionados. Cuando hablamos de actitud nos referimos a la disposición de actuar en cualquier momento, de acuerdo con nuestras creencias, sentimientos y valores.

Los valores se traducen en pensamientos, conceptos o ideas, pero lo que más apreciamos es el comportamiento, lo que hacen las personas. Una persona valiosa es alguien que vive de acuerdo con los valores en los que cree. Ella vale lo que valen sus valores y la manera cómo los vive, pero los valores también son la base para vivir en comunidad y relacionarnos con las demás personas, permiten regular nuestra conducta para el bienestar colectivo y una convivencia armoniosa. Quizás por esta razón tenemos la tendencia a relacionarlos según reglas y normas de comportamiento, pero en realidad son decisiones, es decir, decidimos actuar de una manera y no de otra con base en lo que es importante para nosotros como valor, decidimos creer en eso y estimarlo de manera especial.

            Como hemos mencionado un valor es valioso: en sí mismo o bien es una atribución hecha por el hombre. En la primera debemos aclarar que un valor es valioso por sí mismo porque el valor ya es valioso y existe sin necesidad de que actuemos conforme a él o que lo desconozcamos como valor, si para mi ese valor no es valioso y me conduzco en contra de ese valor, aquel no perderá su calidad de valor o, bien, dejará de existir sólo porque no actúo conforme  a él.

            Ahora bien, un valor es valioso porque lo atribuye el hombre se refiere a que para cada una de las personas, debido a su formación, educación, experiencias, etcétera, tendrá diferentes cosas que le son valiosas y serán dispares entre una persona y otra. En esta tesitura valioso se refiere a algo que para el individuo signifique algo, incluso pueden llegar a ser los valores universales mencionados en el primer párrafo, pero no siempre será así, pueden ser valiosos algunos conceptos que para otros sujetos no sean cosas buenas, esta calidad atribuida por el hombre es subjetiva y está dentro de un mundo opinable o cuestionable y no es ideal, sino que es real.

            Los valores que son valiosos en sí mismos, se refiere al mundo ideal, son valores ideales y al que siempre estamos intentando llegar, son los valores mencionados en el primer párrafo, los que nos enseñan porque como sociedad aspiramos a ellos. Mientras que los valores que son valiosos por atribución de un sujeto son los valores reales, conforme a lo que nos conducimos en nuestra vida diaria, lo que es realmente valioso para nosotros sin que sea ideal para la sociedad.

 

sábado, 29 de septiembre de 2012

Un cuento sobre la Justicia (Parte 3)


Viajé por muchos lugares, cruce por varios meses un mar, hasta llegar a tierra firme y entonces…bueno, creo que ustedes ya conocen la historia de como encontré a su bisabuelo, fue en un pequeño rio pescando, platicó conmigo y gracias a él pude ser maestra en la escuela de un pueblo…sí, estoy diciendo un pueblo porque era un lugar donde no había ningún rey, todo era distinto, no pienso que perfecto, pero si distinto.

Su bisabuelo y yo nos casamos, tuvimos a sus abuelos, a sus padres y ellos los tuvieron a ustedes, no vivimos con los lujos con los que viví en un castillo pero tampoco vivíamos en las condiciones que vivía antes de llegar a la iglesia, todo era tranquilo.

Nadie nunca supo de esta historia, nadie sabía cómo había sido mi vida antes de conocer a su bisabuelo, siempre que platicaban sobre mi niñez, infancia o adolescencia les indicaba que yo había nacido el día que conocí a su bisabuelo, le daba un beso y todos suspiraban. Ni siquiera el propio bisabuelo sabía lo que me había ocurrido, no sabía nada de príncipes o reyes, ni siquiera me atreví a contarle el día en que entere de lo que ocurrió con los reinos de los reyes décimo quinto.

Como todas las tardes del último domingo de cada mes, la gente iba ansiosa al muelle a esperar a los migrantes que llegaban a las nuevas tierras, todo terminaba en una fiesta popular por las noches, sin embargo siempre era bueno compartir con toda tu comunidad. Muy en el fondo mi motivo personal para asistir era encontrar a algún sobreviviente del ultimo reino que había abandonado, quería saber que todo se encontraba bien, que había armonía, paz y que el rey, mi rey, por fin era feliz, dentro de mí quería escuchar que me seguía queriendo.

Aquellos domingos interrogaba a todos para saber de que lugares provenían, pasaron un par de años y nadie sabía ni conocía ese reino, pensaba, únicamente para consolarme, que no encontraba a nadie porque habían mejorado las cosas y nadie quería escapar de un lugar tan maravilloso como el que me describía mi antiguo prometido.

Hasta que un día de una embarcación bajo una de las doncellas que me acompañaban siempre, iba con un capataz del rey que iba a ser mi esposo, al principio no los logré reconocer porque eran unos ancianos para la edad que en realidad tenían, se encontraban muy mal de salud, e incluso, la que era mi dama de compañía había perdido la vista, tardamos varias horas en poder hablar y cuando por fin lo hicimos esperamos a quedarnos solos, comenzamos a llorar y me contaron todo lo que había ocurrido en el reino desde mi partida.

Cuando yo me fui el rey efectivamente leyó la nota y mandó a buscarme por todos los medios posibles, hubo varios días en los que el personalmente salió a tratar de hallarme sin ningún éxito, el rey se volvió más duro en su carácter, lleno de odio continuo con la guerra y la población no soportó más y desfalleció, ambos reinos desaparecieron y ambos príncipes murieron en manos de sus enemigos, ni la doncella y ni el capataz sabían a ciencia cierta cuando había muerto el rey, un día fue en una batalla, dijeron, pero no sabían exactamente en cual porque después de la batalla de su muerte aun continuaban las luchas y fue entonces cuando murió el otro hermano, para ese entonces la población estaba extinta, las construcciones destruidas y los reyes de los otros reinos se fueron, los pocos sobrevivientes hicieron lo mismo y así fue como llegaron a las nuevas tierras.

Cuando acabaron de contarme esa historia, supe que el amor de mi vida finalmente había terminado. No me lo tomen, y con esto no les indico que a su bisabuelo no lo quería, simplemente sucede que existen personas que marcan  nuestras vidas de una manera significativa y pase lo que pase, siempre los recordaras, incluso ameritará sentarse con sus bisnietos en una cálida noche y contarles la historia de esas personas.

Esa es toda la historia de aquel hermoso reino que existió alguna vez en un lugar muy, muy lejano. Como ya les he dicho la historia nadie la sabía hasta ahora, también saben que soy muy anciana y que es obvio que mis días están contados, así que la historia no estará completa sin decirles qué es lo que decía la nota que le dejé al rey numero décimo quinto:

 

Mi amado príncipe,

Es un orgullo decir que el destino efectivamente nos unió, sin embargo soy yo quien decide alejarse, ello no quiere decir que no te amo…te amo y mucho pero tengo que irme porque así te ame mucho, amo más mis principios y mi forma de pensar, me amo a mi misma.

En la vida he sufrido cosas que no te podrías imaginar, pese a que las sabes, viví desde mi primer día de nacida con injusticias tanto naturales como las mismas que ha creado el hombre, supe lo que era que un bebé muriera por una enfermedad, que una madre falleciera abandonando a su bebé y a una niña, eso para mí no es justicia ni divina, ni de la naturaleza, para mi fue totalmente injusto. Supe lo que era vivir sin comer, hurgar en la basura para luchar por sobrevivir, pensé que todos vivíamos de esa forma hasta que llegue al palacio y vi como vivían ahí dentro, supe que era la desigualdad, la falta de libertad por no tener los medios suficientes para salir adelante, la injusticia social y distributiva, la injusticia que provocaba el propio hombre al hombre.

Cuando te conocí llenaste el vacío que tenia y entonces me hablaste de tu reino donde había justicia, igualdad y libertad, sin saber las personas que vivían ahí que gozaban de todo eso, pero eran felices, después de la división del reino todo se transformó para mal, era como si hubieran trasladado el reino del que provenía al reino del hombre que mas amo.

No puedo vivir así, así que decido huir, es lo que se hacer cuando se me presentan este tipo de situaciones. Sé que en unos años diré que Dios es tan injusto porque si llego a ser feliz, no será a tu lado, cuando todo lo que de jóvenes planeábamos estaba lleno de dicha y felicidad. Debo de reconocer, pese a que te amo, que tuvimos un final fatal y deprimente. Viviré queriendo saber que sucedió contigo y con el reino, sé que será una gran agonía no poder saber rápidamente lo que les paso y nunca me perdonaré si algo te pasa y no estoy a tu lado, pero aun así decido marcharme.

Hasta los últimos días de mi vida, te recordare, te soñare, te extrañare, te llorare y te amare siempre, estarás en mis pensamientos y en mi corazón donde sea que vaya, porque te amo, y éstas…son mis últimas palabras…

 

FIN

Un cuento sobre la Justicia (Parte 2)


Sí, sé lo que se están preguntando, que tiene que ver el rey número décimo cuarto, sus príncipes, que los grandes momentos de su vida, no serán necesariamente las cosas que hagan, también lo serán las cosas que les ocurran y yo, bueno pues pongan atención.

El rey amaba el pie de bayas azules que crecían en las afueras del reino, recoger las bayas implicaba arduo trabajo para una sola persona por lo que cuando las recolectábamos íbamos todas las monjas y yo, por lo regular traíamos cantidad suficiente para muchos, muchos pies, de dicha forma salíamos una vez al mes. La madre superiora enfermó de gravedad, así que las monjas la cuidaban en lo que otras cocinaban y olvidaron la recolección de bayas, fue entonces que me enviaron a recolectar lo más que pudiera de bayas azules al bosque y regresara rápidamente para ir al palacio real.

Mientras estaba recolectando un carruaje se detuvo delante de mí, el chofer me pregunto que cuál era el camino correcto para llegar al palacio, señale el camino y seguí con mi trabajo, hablaron entre ellos, fue entonces cuando bajo un joven, no era guapo, pero tenía una voz cálida y una sonrisa que al recordarla automáticamente sonrió como si estuviéramos en ese mismo momento, cuando pienso en él mis ojos ancianos me brillan y estallan de felicidad.

- la vereda se divide en dos caminos ¿me puedes indicar por donde debemos ir? - me indicó el príncipe

- a la derecha - respondí y baje la mirada

- discúlpeme si sueno insolente pero sabe cómo es el rey, mi padre, el rey décimo cuarto es amigo del rey, viviré una temporada en su reino y quisiera saber cómo deberé tratarlo

- es distraído – susurré -  no sabe como vive la gente de su reino - y pensándolo mejor creo que me escuchó porque me dijo:

- sería agradable platicar con alguien que ha vivido toda su vida en este reino, que me cuente aventuras y lo que se puede hacer en su lugar de origen, me puedes indicar dónde te puedo localizar para platicar – y sonrió

- conocer al rey y conocer a su pueblo es como conocer el sol y la luna, los dos existen pero no se juntan sin causar un eclipse, ni el rey ni el pueblo saben como son las aventuras del otro, así que príncipe ¿a cuál de los dos quieres conocer?

- te encontré de causalidad este día, tal vez el destino nos vuelva a cruzar

Toda mi vida había trabajado con el afán de obtener algo a cambio, no se te otorgaba algo sino había trabajado o luchado previamente por eso pero con él fue diferente, yo no lo hubiera conocido, no me esforcé para encontrarlo, sólo ocurrió. Subió al carruaje y continuo su camino y yo también lo hice, sin embargo las palaras del príncipe fueron proféticas, esa misma noche en el castillo entró a la cocina  escapando de la ruidosa fiesta, así la describió él, buscando un refugio y me encontró nuevamente y platicamos…resultó que el sacerdote fue su maestro durante su estancia en el castillo, por lo que me llevaba para ayudarle durante las clases. Conforme paso el año de su estancia la amistad se convirtió en amor, primero nos veíamos en el castillo, durante las clases y las fiestas, posteriormente fuera de él, todos los días hablábamos, me contaba de su reino utópico, de su familia y de lo maravilloso que seria vivir ahí los dos. Por primera vez alguien tomaba en cuenta lo que yo pensaba, le importaba mi opinión y siempre se preguntaba porque yo tenía más argumentos que él sino había tenido grandes estudios. Ese año viví la época más feliz de toda mi vida pero no existe fecha que no llegue y el príncipe tuvo que partir, con la promesa de que regresaría por mí antes de regresar a su reino y…así fue.

Cuando tenía dieciocho años llegó un carruaje a la iglesia, un hombre habló con el sacerdote y esa misma noche todos me despidieron, subí al carruaje y viaje por días y noches enteras, había perdido la cuenta de cuantos días llevábamos viajando cuando por fin llegamos, todavía puedo sentir el frío nocturno que me hacía temblar cuando baje del carruaje y entre al castillo, mi nuevo hogar. Todo el reino era tal cual lo que el príncipe me había contado.

Comprendo que es importante decir que fui la prometida del príncipe y vivía en el castillo, programaron la boda en fecha posterior a la coronación del nuevo rey número décimo quinto. Después de conocer a todos en el nuevo reino, supe que el hermano gemelo del príncipe también vivó en el reino del que yo provenía pero jamás lo conocí, ver a los dos juntos era una cosa muy…peculiar, su rostro era totalmente distinto y su forma de ser, bueno pues los dos eran fuertes y trataban de imponerse, la única diferencia es que mi entonces prometido era mas dócil y su hermano más violento.

El rey décimo cuarto tuvo miles de reuniones con el consejo de sabios y no podían llegar a ninguna solución de quien sería el nuevo rey. En vista de tal fracaso el rey junto a todos, pero al decir todos fue a todo el reino, desde la familia que vivía en la última casa del límite del reino hasta las personas que dormían en el mismo castillo. El rey número décimo cuarto, habló y dijo que el reino, no había estado nunca ante tanta dificultad para elegir su próximo rey, entonces la solución más justa era dividir el reino en dos, construir una muralla que dividiera el reino y cada uno sería rey en la mitad de su reino, todos se sorprendieron y más aun se sorprendió el rey número décimo cuarto cuando los príncipes aceptaron. Sonreí un poco al ver la cara del rey cuando no supo que decir, muy en el fondo sigo creyendo que alguno de los sabios le contó una historia que las monjas me contaban acerca de un rey “Justo” llamado Salomón, quien impartió justicia cuando intento partir en dos a un niño, bueno pues creo q el rey intentó hacer lo mismo sólo que no pensó que los príncipes quisieran dividir el reino, entonces el rey no supo si hizo lo correcto o no, aunque años más tarde sabría que lo que hizo fue sentenciar a su propio pueblo.

Así las cosas, construyeron una muralla a la mitad del reino destruyendo casas, trabajos y todo lo que estuviera cercano a la muralla, sí podrían transitar de un reino a otro y era muy necesario porque las familias quedaron divididas, algunos negocios estaban de un lado, las tierras fértiles del otro, la caballería estaban en el otro y todo fue un verdadero caos. Los sabios le decían al rey que estaba a tiempo de detener esa locura, que nombrara a un rey y parara la destrucción de su reino pero el rey se empeñaba en que dividir el reino entre sus dos hijos y darle a cada uno lo que les corresponde, eso era lo justo, los sabios cuando escuchaban esa respuesta le decían al rey – y ¿qué es lo que verdaderamente les corresponde a cada uno de tus hijos? – y el rey decía - pues la mitad de su reino.

Sigo pensando que el rey no entendió las palabras de los sabios porque los príncipes no merecían ser reyes por el simple hecho de que accedieron a dividir un reino perfecto en dos, en su propio beneficio y en perjuicio de sus súbditos. Terminaron de construir la muralla y coronaron a los dos nuevos reyes en sus distintos reinos, lo gracioso era que los dos eran el número décimo quinto.

Un día, y jamás sabremos que fue en lo que en realidad sucedió, el rey, su reina y todo el consejo de sabios amanecieron muertos, fueron envenenados por la noche, a la mañana siguiente no hubo nada que hacer salvo sepultarlos con los honores reales. Los dos nuevos reyes vivieron en nuevos palacios, destruyeron el viejo castillo y continuaron con sus vidas.

Poco a poco las cosas empezaron a cambiar…las personas de un reino no podían visitar el otro reino, ambos reinos carecían de algo que el otro reino tenía y que obviamente ninguno de los dos se prestaría, los gastos del nuevo castillo y la construcción de cosas necesarias para la vida social requirieron dinero por lo tanto comenzaron a cobrar impuestos a las personas, ese bello reino utópico se comenzaba a deteriorar y se parecería cada vez más al reino del que siempre quise huir.

Mi boda estaba destinada a celebrarse en la siguiente primavera sin embargo las discusiones entre los dos reyes eran cada vez mayor, lo que finalizaría en una guerra entre ambos reinos y mi boda que se aplazaba siempre, jamás se realizó

¿Recuerdan el rey que reinaba mi antiguo reino? Bueno, pues él llegó a vivir con el hermano de mi prometido y era él quien lo incitó a la guerra, otro rey que provenía del norte, a quien mi prometido había ido a visitar en su viaje, era enemigo del rey de mi antiguo reino y también llegó a vivir con nosotros. El único resultado fue que la guerra que los de mi antiguo reino y los del reino del norte mantenían se trasladara a ese reino antes utópico, la lucha la seguían enfrentando los viejos reyes pues traían infantería de sus propios reinos pero en territorio que no les pertenecía.

Todas las noches hablaba con mi prometido, le decía que era una locura, era una injusticia las que estaba cometiendo en contra de su pueblo, ellos no merecían guerra, no merecían el hambre, le recordaba que todo había comenzado como una lucha con su hermano y ya lo habían trasladado a otras luchas que no eran suyas, él sólo me callaba y me decía que yo no entendía muchas cosas.

Cuando podía por las tardes llevaba tres damas de compañía con canastas llenas de comida y repartía la comida entre la población que no sabía que sucedía, que no comprendía porque cambiaron tanto las cosas. Un día una señora anciana, con quien me acerqué a darle de comer, me dijo que ella había vivido toda su vida en un mundo perfecto, que no supo que era perfecto hasta que cambió, supo que era la justicia a partir de haber vivido injusticias y supo que era la maldad cuando el ambiente perdió toda bondad. Nadie de la población se había cuestionado de como vivían ni de las bendiciones que los cobijaban hasta que lo perdieron y enseguida pudieron darle un verdadero significado a lo que perdieron.

Todos los días veía morir a la gente inocente y con ellos iba muriendo aquel simpático joven del que me enamoré hasta que no encontré ningún rastro de él, ya no me escuchaba, ya no me sonreía, había semanas que ya no lo veía, y las cosas en el exterior del castillo iban empeorando.

Así que hice lo que siempre había hecho: cambiar mi rumbo. Tomé algo de ropa, comida, dinero, un caballo y hui dejándole una nota. Me fui lo más lejos que pude, no sabía donde me encontraba así que cualquier lugar era perfecto siempre que no fueran los dos reinos en los que había estado.

Un cuento sobre la Justicia (Parte 1)


MIS ÚLTIMAS PALABRAS…

 

                        Maribel LIMA ROMERO

 

Existió hace mucho, mucho tiempo, en un lugar muy, muy lejano, más allá de las fronteras y del estrecho lago que unía al norte con el sur, un hermoso reino donde las familias vivían prósperas, todos trabajaban y no había carencia alguna, la población se respetaba, cuidaba y apoyaba entre sí, jamás se cuestionaron sobre algún cambio en su forma de vida, porque generación tras generación vivieron así y les era funcional, ya que trabajaban como un gran sistema.

Todo se regía por un rey, cuyo nombre era…bueno, realmente no recuerdo el nombre, lo que recuerdo es que era el rey número décimo cuarto. Él se desvivió porque los habitantes de su reino continuaran con sus actividades normales, se mantuviera el sistema y que no conocieran otra manera de ser, de esta forma los infantes, que eran los nuevos integrantes a su sociedad, aprenderían ese estilo de vida y se integrarían sin mayor objeción, el rey décimo cuarto cumplía con lo que habían realizado sus antecesores, desde el rey número uno, hasta el décimo tercero.

La cualidad, muy extraña en la opinión personal de todos los que sabemos de la existencia de ese pueblo, es que la realeza jamás tuvo más de un heredero al trono, se decía que era una maldición que los reyes sólo tuvieran un solo hijo, maldición que años mas tarde sabrían que esa extraña regla era una bendición.

Sucedió, que el rey número décimo cuarto, procreó dos hijos, nacieron en una misma noche, con trescientos segundos de diferencia, aunque sus rostros no concordaban el uno con el otro, dicho evento causó asombro entre la población que esperaban como siempre a un solo príncipe.

Paso el tiempo y esos niños crecieron bajo las mismas normas de crianza que cualquier niño de la población, sin embargo, el rey intuía que tener dos príncipes era algo…mmm…diferente, y no sabía como debía actuar ante dicha circunstancia, fue entonces cuando acudió al consejo de sabios, a quienes recurría ante alguna dificultad, eran doce hombres destacables de la población, ancianos todos, habían sido guerreros, cultos, respetables, uno a uno opinaron sobre los dos príncipes, todos le indicaban que dejará que vivieran hasta la edad adulta de veintiún años y entonces decidiera quien lo remplazaría, propusieron una batalla y calificarlos por su valentía, por sus habilidades y su intelecto. El último sabio en hablar era el más viejo de todos los que estaban en el consejo, incluso era el más viejo del reino entero, abrió los ojos y aclaró su voz, miró al rey e interrogó:

-          Mi querido rey ¿tus hijos son iguales?

-          Es ya conocido por todos en el reino que mis hijos no son idénticos – respondió el rey.

-          Pero en su forma de ser ¿los príncipes son iguales? – inquirió el sabio nuevamente.

-          No – susurró el rey número décimo cuarto.

-          Tienes ahí la respuesta – rápidamente el anciano aseveró – no puedes calificar con una prueba igual a los desiguales, afectarías de alguna forma el resultado de la evaluación, debes encontrar la forma que los príncipes tengan vivencias distintas, que se desarrollen de manera individual, tal vez funcionaria si los envías en un viaje, lejos, con el cual forje su carácter y personalidad y posteriormente regresen y en ese entonces tu rey y sólo tú, con tu experiencia, sabrás de quien es tu reino.

Y así sucedió, el rey a los dos meses siguientes, recién cumplidos los trece años de edad, envió a sus hijos en un largo viaje de ocho años, con la única finalidad que conocieran diferentes ciudades, por lo que su horario de estancia en las distintas ciudades era algo inentendible pero se decía que las ciudades fueron seleccionadas cuidadosamente para cada uno de los príncipes y su duración en cada una de ellas tenía una razón de ser.

Les he estado contando una historia y como es la primera vez que la escuchan deberán saber que aunque hay muchas cosas que aprender de esta historia, puede que lo que les diré en un momento sea la más importante de todas: los grandes momentos de su vida, no serán necesariamente las cosas que hagan, también lo serán las cosas que les ocurran, a cada instante su vida puede cambiar totalmente, es como si Dios nos asignará un plan y ese plan siempre está llevándose a cabo, asegurándose de que estén exactamente donde deben de estar en el momento que tienen que estar, es decir, en el lugar y momento adecuado.  Sé que se están preguntando que tiene que ver todo esto con el rey y sus príncipes y no, no se han distraído mientras les cuento, tampoco es porque yo esté confundiendo las cosas a consecuencia de mi anciana edad, simplemente ya entenderán más adelante porque les digo ésto ¡todo a su tiempo!

Yo había nacido en otro reino muy lejos del reino del que les he hablado, en mi reino al salir a las calles te encontrabas ante un olor singular, todavía recuerdo el olor fétido que se desprendían de las viviendas, al regresar a tu cabaña los zapatos, si es que lograbas tener algunos, estaban llenos de lodo, la gente trabajaba y a pesar de ello sólo tenían dinero para sobrevivir.

También teníamos un rey al que nunca conocimos y siempre estaban los ministro de economía por las calles cobrando impuestos y después de dar tu aportación obligatoria decían: ¡oh, son tiempos difíciles para todos! Por el carácter de nuestro rey constantemente vivíamos en guerras con otros reinos por lo que requerían nuevos integrantes en su infantería, y literalmente eran infantes los que luchaban por el reino porque en época de guerra tenias que dar como tributos a tus hijos varones de doce años para morir en batallas. No teníamos conocimiento de otro estilo de vida, porque desde que nacimos fue lo único que conocimos.

Sólo conocí a mi madre y no la recuerdo muy bien porque murió cuando yo iba a cumplir seis años, dio a luz a mi hermana y falleció en un frio y oscuro establo, recuerdo que sólo tome a mi hermana y deje el cuerpo de mi madre con los dueños del establo y jamás supe que sucedió con el, trate por todos los medios de que mi hermana sobreviviera lo más que pudiera, pero que podría saber una niña de seis años sobre crianza neonatal, enfermó a las pocas semanas, así que una vecina tomó a mi hermana para sanarla y al siguiente día vi como sin alimentos, sin medicina, mi hermana perdió poco a poco la vida y nadie pudo hacer algo, en la noche del día en que perdí a mi ultimo familiar fui entregada a un viejo sacerdote en la iglesia del reino, estaba agradecida ya que si hubiera sido varón me hubieran llevado a los cuarteles del ejército.

Vivir con el sacerdote y las monjas en la parroquia no era tan desagradable, me enseñaron a leer, escribir, bordar, cocinar, siempre diciéndome que eso debían de hacer las mujeres porque cuando Dios nos creó hizo al hombre y a la mujer diferentes y que por lo tanto sus actividades también debían ser diferentes, si yo bordaba o cocinaba estaba actuando conforme lo que Dios quería que yo hiciera y eso era la forma más justa de agradecer a Dios. Creer o no en esas palabras era lo menos importante cuando a una niña hambrienta le dan algo de comida y seguridad.

Cuando cumplí doce años, las monjas me llevaron a ayudarlas a cocinar al palacio del rey, cuando entramos a los límites del castillo comprendí en donde estaba todo el dinero de los impuestos del pueblo, la gente tenía majestuosos trajes y vestidos, nunca había visto tantas luces reunidas en una habitación que parecía de día, olía a azucenas frescas todo el lugar, créanlo o no yo juraba que esa noche había estrellas en todo el piso y era un sueño lo que estaba viviendo.

Cada quince días el rey ofrecía un gran festín a la corte real y algunos invitados famosos de otras comarcas. Las monjas y yo íbamos como simples cocineras al palacio y el sacerdote iba como invitado, la población no sabía que había detrás de los muros del castillo y creo que si se hubieran enterado compararían su vida con los de la corte real e identificarían sus carencias, su falta de oportunidades y todas las injusticias en que vivíamos, tanto las naturales porque nos tocó vivir de esa forma, como las que ocasiona el hombre al mismo hombre.

Acostumbrada con mi rutina diaria y la forma servil dentro del palacio, aunado al voto del silencio ya que no podíamos platicar con ningún invitado, llegue a la edad de quince años, yo me imagino que las monjas planeaban convertirme en monja, así que el tema del matrimonio estaba cancelado, les digo que lo imagino, pero es algo seguro porque planificaban mi vida entera. Para mis quince años ya había vivido muchas pérdidas, tristezas, había luchado constantemente por sobrevivir, por hacer que las cosas cambiaran para mí, así que decidí continuar aprendiendo, aunque seguía creyendo que era por mí y no por Dios, tal cual me decían las monjas, para que un día pudiera ser diferente y no terminar como el resto de la población de mi reino, así sea que la alternativa fuese ser monja.

domingo, 16 de septiembre de 2012

4. Los Juegos "Justos" del Hambre (16/09/12)


LOS JUEGOS “JUSTOS” DEL HAMBRE
 
                        Maribel LIMA ROMERO
 
En el dos mil ocho, Suzanne Collins, aclamada escritora de literatura juvenil, publicó el best-seller “Los juegos del hambre”, novela del género distópico y ciencia ficción adulto-juvenil, siendo el primer libro de la trilogía de los juegos del hambre.
La autora dice que la idea de dicha historia llegó a ella un día cuando cambiaba los canales de televisión y se mezcló la competencia de unos adolescentes en un reality show con la cobertura de una guerra, dicha mezcla fue muy inquietante para Collins. Aunado a ello, Suzanne retoma la mitología griega para rescatar elementos centrales de la trama de su libro, basándose claramente en el mito griego del Tauro de Minos, en el que la ciudad de Atenas se vio obligada a enviar a siete jóvenes y siete mujeres a Creta para ser devorados por el Minotauro, sirviendo como fuente de inspiración para la nación de Panem, y Collins explica: que Creta estaba enviando un mensaje muy claro: metete con nosotros y vamos a hacer algo peor que matar, vamos a matar a sus hijos.
El libro trata sobre una chica de dieciséis años, Katniss Everdeen, que vive en un mundo post-apocalíptico donde un gobierno llamado el Capitolio tiene el poder después de varios desastres, naturales y humanos, que han acabado con la mayoría de la población humana a nivel mundial y del territorio, recursos y forma de vida actuales, se trata de una época futurista donde la población ha destruído a la misma población y ahora sólo conviven los sobrevivientes de grandes desastres.
Posteriormente una guerra por la supervivencia deja a Panem, lo que es en nuestra actualidad Norteamérica (dividida en 13 distritos controlados por el Capitolio) un lugar donde es posible tener todo lo que uno quiera sólo con chasquear los dedos, en contraste con la pobreza y decadencia que presentaban todos los distritos. Sin embargo llegaron los “días obscuros”, cuando los distritos lucharon por la supervivencia y por salir de la miseria. El Capitolio, gracias a sus avanzadas tecnologías, riqueza, control y poder, consigue la sumisión de doce distritos y la aniquilación del décimo tercero.
Para que todo el mundo recuerde que los “días obscuros” no deben repetirse se planifican "Los Juegos del Hambre".
Los Juegos del hambre es un reality show, un evento anual televisado por el gobierno que consiste en una sangrienta competencia en la que un chico y una chica de entre doce y dieciocho años de edad, por lo tanto dos de cada distrito deben luchar a muerte, sin norma alguna y los chicos que pierden mueren, existe un solo ganador, quien tendrá la fama de todo Panem y todas las riquezas inimaginables. Es decir, ingresan en un escenario arreglado por el gobierno del Capitolio, veinticuatro jóvenes, ofrecidos como tributos, su única misión es sobrevivir a costa de la vida de los otros contrincantes, el último sobreviviente es el ganador de los juegos del hambre. La selección e los tributos es por sorteo en un evento llamado cosecha o bien presentándose voluntarios para ir al espectáculo televisivo.
Ya pasados setenta y cuatro años de los “días obscuros”, la gente de Panem está acostumbrada a trabajar hasta agotarse y morir, pero unos pocos valientes se arriesgan a luchar y desafiar al Capitolio.
Hasta aquí hemos dado un breve resumen de las bases del libro tratado, sin embargo podemos reflexionar sobre la justicia o injusticia que presenta la ciudad futurista creada en la narración. 
Estamos seguros que la trilogía que tratamos de analizar refleja una aplicación clara de la modernidad líquida Baumaniana. El individualismo, la pérdida de la comunidad y de los valores, así como el reinado de la frivolidad reflejado en la explicación de los que es la modernidad líquida por Zygmunt Bauman, nos llevan a concluir que la ciudad futura e imaginaria de Panem es la cumbre de la modernidad estructurada por Bauman.
Pero, ¿cómo se relaciona la teoría de Bauman, los juegos del hambre y la teoría de la justicia? Ya sabemos que Panem es una sociedad líquida, dentro de una sociedad así los valores se modifican y se componen de forma un poco diferente a lo que en una comunidad sólida creemos que están establecidos, la justicia también se verá modificada, en esta tesitura podemos pensar que los juegos del hambre, no pueden ser calificados de justos o injustos.
Podríamos decir que los juegos son justos para todos los habitantes del capitolio, ya que es un castigo por haberse levantado en contra del propio gobierno, podemos decir que es justo y hasta natural que los jóvenes sean liberados en una arena bajo las mismas circunstancias y que luchen por sobrevivir, como lo hacen las especies en el medio ambiente natural, ninguno recibe un trato diferente, es justo que sólo sea un ganador pues si lo manejamos de forma análoga con otros campos de la vida humana, la obtención de un trabajo o la evaluación de un examen de selección, por ejemplo, son muy pocos ganadores finalmente. De forma contraria encontramos la injusticia de los juegos debido a que los habitantes de los distritos son obligados a enviar a sus representantes a morir, sin alguna necesidad, además viven en situaciones infrahumanas a diferencia de la gente del capitolio, sus tributos mueren como diversión para la población banal de la capital. Podemos decir que entendemos la injusticia que se cometen pero los juegos del hambre tal como lo indicó su creadora está basado en mitología griega, a su vez en el coliseo romano, cuantos centenares de hombres murieron en el coliseo para diversión de los romanos y no se cuestionaba que tan injusto podría resultar.
Para afirmar o negar que los juegos del hambre son o no justos, debemos reconocer que no hay respuesta correcta para esa cuestión, cada uno la contestará de acuerdo a lo que individualmente creamos que es la justicia, lo que es el bien y lo que es la felicidad, sé de ante mano que son conceptos indefinibles, pero el asunto no es tratar que todos crean lo que nosotros asumimos como cierto, sino que actuemos de la mejor forma posible  siempre pensando en que no somos una comunidad sólida, sino que empezamos a estar en una modernidad líquida y si no queremos seguir desvalorizando, necesitamos aferrarnos a todos los conceptos y valores, que son inconceptualizables pero sí podemos sentirlos, recodemos que los valores, incluída la justicia no es el fin o el objetivo, sino es el camino.
 

domingo, 9 de septiembre de 2012

3. La justicia en la jerarquía de los valores (09/09/12)


LA JUSTICIA EN LA JERARQUÍA DE LOS VALORES

 

                        Maribel LIMA ROMERO

 

Jerarquía es el criterio que permite establecer un orden de superioridad o de subordinación entre personas, instituciones o conceptos, es decir, establece cierto parámetro o medida en una escala de valoración.

En la jerarquía de valores cada valor se hace presente en su percepción que es igual, inferior o superior a otros valores. Esta jerarquía da lugar a una escala de valores.

Si reflexionaos acerca del tema podríamos vislumbrar que existen valores que pueden ser llamados objetivos y que pueden ser fácilmente identificados dentro de la jerarquía de valores, esos valores por lo regular serán reconocidos por la mayoría en la clasificación que todos tenemos sobre lo bueno y malo de las cosas, así tendremos dulce, amargo, sano, enfermo, bello o feo, entre otros, sin embargo existen otros valores, valores subjetivos, que no pueden ser fácilmente detectables, o bien, la detección de esos valores implica cierto grado de subjetivismo desprendido por el sujeto que hace la determinación, en esta línea nos encontramos con la libertad, la justicia, igualdad, seguridad, verdad, nación, etcétera.

Hablamos de subjetivismo dentro de estos valores porque todos ellos mantienen diferente lugar en la jerarquía dependiendo de los acontecimientos y de las personas que analizan el caso específico. Al hablar de jerarquía de valores, necesariamente hablamos de una lucha entre ellos, cuando detectamos un valor por encima de otro, les otorgamos a ambos valores un lugar en la jerarquía, y esa acción es un acto subjetivo.

Las circunstancias sociales, culturales, educacionales y vivenciales de los seres humanos, determinan su forma de ser y razonar, los valores subjetivos serán definidos de múltiples formas, la libertad, no será la misma para un marxista que para un capitalista, la igualdad definida por una feminista será contraria a lo que piensa un misógino. Es indudable reconocer que los escollos para clasificar dentro de la jerarquía de valores a este tipo de conceptos giran en torno a la problemática para definir dichos conceptos.

Ahora bien, la justicia es uno de los principales valores que presentan más dificultad, tanto para definirlo como para darle el grado adecuado de superioridad o inferioridad respecto de otros valores. Sabemos que la justicia es un valor, pero no puede tener una definición universal, ya que cada uno tenemos una definición o concepción diferente de lo que la justicia es.

Cuando estimo si la justicia está por encima de otros valores, lo hago como ejercicio mental y en base a las circunstancias del caso en específico. Muchas veces sucede que al ponderar nos damos cuenta que la justicia nos siempre es un valor antagónico de otros valores, sino que sucede a veces que la aplicación de otro valor, lleva inmersa a la justicia.

El ejercicio que debemos realizar para calificar los valores y asignarles un grado es una ponderación. La ponderación es la única forma correcta para otorgarle la calificación adecuada a los valores.

Dado lo anterior debemos estar claros que necesitamos siempre analizar qué valores están en pugna y el caso concreto sobre el cual versa la discusión, al ponderar, qué principio vale más que el otro respecto de ese hecho especifico, obtendremos uno con mayor jerarquía, ya sea porque es el más benéfico o porque es el menos perjudicial.

El ejercicio de la ponderación es un ejercicio subjetivo, como lo es cualquier actividad que apele a la consideración humana,  sin embargo nos puede llevar a dar una respuesta que sea lo más cercana  a lo correcto.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

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