CIDADE
DE DEUS
Maribel
LIMA ROMERO
“Cidade de Deus” es una película brasileña de drama criminal lanzada
durante el año dos mil dos. Fue basada en hechos reales que sucedieron en la favela
Ciudad de Dios en la década de los sesentas, setentas y ochentas, aunque dichos
eventos fueron previamente narrados en la novela del mismo nombre de Paulo Lins
publicada en mil novecientos noventa y siete, por lo que la película es el
resultado de la adaptación del libro a la pantalla grande.
La película se enfoca en la guerra entre Zé Pequeño y Mané Galinha,
desarrollada en una favela de Río de Janeiro llamada Ciudad de Dios. La frase
que identificó a la película fue:
"Lucha y nunca sobrevivirás...
Corre y nunca escaparás...".
Hacer un resumen de la película es bastante complicado ya que se trataría
de resumir la vida de una favela en tres décadas distintas, por lo que dicha
sinopsis no lo podría considerar nuestro objetivo.
Se podría decir que lo importante es que la película refleja la vida de la
favela, incluso muchos de los actores, fueron residentes de favelas, unos son
originarios de la misma Ciudad de Dios.
Como estudiantes de maestría en Derecho lo primero que imaginamos cuando
hablamos de las favelas brasileñas es de un pluralismo jurídico y de Boaventura
de Sousa Santos. Pero en este sentido debemos de recurrir a nuestro criterio
humano y emplear recursos multidisciplinario para analizar la justicia dentro
de una favela.
En el imaginario colectivo, la favela es un espacio propiamente urbano y
que posee significados propios, ya establecidos a nivel global. Difícilmente se
la puede asociar a otro país que no sea Brasil, lo que la convierte en un
espacio único y de una semiótica inamovible.
¿Qué tan ciertos son esos significados, que ya se han convertido en mitos? En
términos generales nuestro interés no deberá estar en analizar los estereotipos
que se han adueñado de la favela y la pobreza desde el exterior, se hará frente
a la favela como un espacio de significados móviles y transpuestos.
Por sus características geográficas y culturales, Rio de Janeiro es un
ejemplo de ciudad excéntrica. Es una ciudad que por situarse a orillas del mar
y junto a la desembocadura de un río, como creyeron los portugueses, se ubica
en un extremo del espacio cultural, por esto mismo es una ciudad que se inclina
al despliegue, a la apertura y a los contactos culturales.
Las ciudades excéntricas se encuentran en lucha con la naturaleza, en
cuanto en ellas se privilegia a la razón, pervirtiéndose los órdenes naturales.
Rio, por ser una ciudad de accidentada geografía, no posee un territorio de
óptimas cualidades para la urbanización.
El rápido y masivo crecimiento de las favelas en Rio tendría como causa una
ola de inmigración rural desde los estados vecinos y del noreste alrededor de
1930, producida por una brusca baja de los precios mundiales de los productos
agrícolas brasileños.
En la ciudad, el establecimiento de nuevas fábricas y su demanda de mano de
obra alteró las modalidades de vida, subiendo también su costo. Cabe señalar
que las posibilidades de ampliación de la ciudad eran escasas, por las franjas
montañosas que la circundaban y porque los terrenos costeros estaban destinados
a convertirse en barrios residenciales de lujo. La solución al problema fue que
en las planicies alrededor de las ciudades se emplazaran rápidamente las
favelas.
Las viviendas eran muy precarias, lo que introducía el elemento rural
propio de sus habitantes, contrastando nítidamente con el resto de la ciudad.
Resulta interesante enfatizar el hecho de que esta pobreza es geográficamente
vertical, no horizontal, como sucede en casi todas las ciudades
latinoamericanas.
En este contexto, la pobreza como postal adquiere mayor sentido y se podría
leer hasta como una batalla no intencional entre la tradición y la modernidad,
o entre el campo y la ciudad, la cual cada día se acercaba más a una
metrópolis. Esto, bajo el supuesto de que las ciudades serían las encargadas de
sacar a su país del subdesarrollo, en cuyo mayor crecimiento se garantizaría el
desarrollo nacional y una mejor situación económica para sus habitantes; esto
es puesto en jaque en la actualidad por el permanente incremento de la pobreza
urbana.
Desde un punto de vista jurídico las
favelas son centros de producción alternativa de derecho, pero aunque aceptemos
la idea clara de que lo sea y que su producción alternativa coexiste con el
sistema jurídico estatal brasileño, eso no nos alejará de la idea sociológica jurídica
de que las favelas reflejan la injusticia distributiva.
De una forma sensible la película
hace una reflexión sobre la vida humana, el valor que se les da a las cosas,
tanto a la vida, al ser humano, a la libertad, tienen sus códigos de “honor” o
de conducta pero donde ellos colocan una medida diferente a cada uno de los
valores.
Las favelas en Brasil y las zonas de
narcotraficantes en México son similares, controlan un determinado espacio, no
puede intervenir el Estado y aunque ignoremos esta situación no significa que
desaparecerá.
Respecto de la justicia no cabe más
que reflexionar: ¿hasta donde podemos decir que la vida, el Estado, el sistema
en general o internacional nos ha orillado a tener favelas y narcotráfico? ¿Es
realmente justo lo que viven seres humanos día a día en estás circunstancias? ¿No
podemos hacer algo al respecto?
Existen muchas preguntas que son
igualmente de complicadas de responder que nos podemos formular en la reflexión
de la película Ciudad de Dios, pero el valor que nosotros tenemos o nuestra
conciencia nos ofrece es ver la película y guardar el disco en el estuche y
olvidar todo, o bien, reflexionar y tratar en nuestra medida de ser mejores
seres humanos en un núcleo pequeño, hacer un cambio en el micro espacio para
que refleje en lo macro.